Unos Investigadores alemanes de la Universidad de Colonia han demostrado que la falta de sueño aumenta la necesidad de comer cualquier cosa y sobre todo no comer bien y sano.
No dormir por una sola noche haría que la gente viera la mala comida como algo bueno y saludable.
¿Qué quieres comer después de una noche blanca sin dormir?
Estudios anteriores han demostrado que la falta de sueño está relacionada con el aumento de peso, y algunos sugieren que el sueño perturbado puede afectar los niveles hormonales, lo que conduce a cambios en la sensación de hambre o saciedad.
Sin embargo, un equipo de investigadores alemanes dirigido por el neurocientífico Jan Peters de la Universidad de Colonia realizó un estudio reciente que sugiere que las hormonas tendrían poco que ver con el fenómeno del hambre.
Este nuevo estudio ha sido publicado en el sitio web de BioRxiv, un archivo de repositorios de pre-publicación dedicado a las ciencias biológicas.
Se enfoca en el vínculo entre la falta de sueño y los cambios en la actividad cerebral en las regiones involucradas en la recompensa y la regulación.
Jan Peters explica en su entrevista con al periódico británico The Guardian:
«Nuestros datos nos acercan un poco más a comprender el mecanismo detrás de cómo la falta del sueño modifica la evaluación de los alimentos».
El equipo de investigación movilizó a 32 hombres sanos de 19 a 33 años y les ofreció la misma cena: pasta con ternera, manzana y yogur de fresa.
Algunos participantes luego fueron enviados a casa para dormir con un monitor de sueño, mientras que otros se mantuvieron despiertos en el laboratorio toda la noche con actividades, incluidos juegos de mesa.
Todos los participantes regresaron el día siguiente para evaluar su hambre y apetito.
Los investigadores probaron sus atractivos para los alimentos dulces y los que contienen mucha grasa observando su comportamiento y actividad cerebral contra las imágenes de estos alimentos a través de imágenes de resonancia magnética funcional (IRMf).
Los científicos también midieron el nivel de azúcar en la sangre de 29 participantes, así como el nivel de ciertas hormonas relacionadas con el estrés y el apetito.
Primer resultado: se observó una variación en la tasa de Ghrelina, también llamada «hormona del hambre» entre los que habían dormido y los que no dormían: una tasa de Ghrelina fue mayor entre los participantes que no había dormido Sin embargo, los investigadores no han encontrado un vínculo entre los niveles de esta hormona del hambre y los comportamientos o actividades del cerebro.
Pero si no es una historia de hormonas, ¿de dónde proviene esta diferencia en el comportamiento?
Según Jan Peters, «el aumento en el valor de los alimentos después de una pérdida de sueño se debe a mecanismos hedónicos (búsqueda de placer) en lugar de hormonales».
Los cerebros de las personas con falta de sueño consumen más energía.
Christian Benedict, un neurocientífico de la Universidad de Uppsala en Suecia que no participó en el estudio, dio la bienvenida a la investigación. Él le explica al periódico británico que cuando las personas no duermen, su cerebro utiliza más energía. Por lo tanto, es lógico que el cerebro promueva señales que podrían aumentar la ingesta de alimentos y no desperdicia energía controlando los impulsos codiciosos.
Fuentes: Biorvix, Sleep deprivation selectively up-regulates an amygdala-hypothalamic circuit involved in food reward,
-The Guardian, Junk food cravings linked to lack of sleep, study suggests,