Antes de explicarles cómo funcionan los medicamentos antidepresivos en nuestro cuerpo habrá que intentar explicar por qué se supone que funcionan así.
¿Cuál es el mecanismo de la depresión?
La depresión es un proceso heterogéneo que parece deberse a una alteración en ciertos neurotransmisores y/o en su metabolismo. La causa real no está clara (y SEGURO que es mucho más compleja de lo que hoy sabemos), pero hay varias teorías generales:
La “monoaminérgica” sugiere que se debe a una deficiencia de serotonina y de noradrenalina, aunque hoy es considerada demasiado simplista.
Una hipótesis más elaborada se basa en los receptores de los neurotransmisores, y sugiere que la depresión se podría deber a un funcionamiento anormal de los de las monoaminas – que podría estar relacionada con una depleción de dichos neurotransmisores monoaminérgicos.
Teorías más actuales, y aún en elaboración, apuntan a la participación de factores neurotróficos como el “factor neurotrófico derivado del cerebro” (en inglés BDNF), y plantean que el mecanismo fisiopatológico de la depresión podría obedecer a algún proceso de tipo neurodegenerativo relacionado con dichos factores.
¿Cómo actúan los antidepresivos?
Los más habituales inhiben la recaptación de las monoaminas (noradrenalina, serotonina o dopamina); además inhiben su degradación y bloquean el feedback inhibitorio. Dentro de este esquema general hay varios grupos:
Los que aumentan selectivamente la transmisión serotoninérgica, entre ellos los inhibidores de la recaptación selectiva de serotonina (IRSS, seguramente los más ampliamente utilizados hoy en día por sus perfiles aceptables de eficacia y seguridad) y los que aumentan selectivamente la transmisión noradrenérgica, entre ellos los inhibidores selectivos de la recaptación de noradrenalina (ISRN).
Los que aumentan de manera mixta la transmisión serotoninérgica y noradrenérgica (“tricíclicos” y “tetracíclicos”, en desuso por sus efectos secundarios – aunque la amitriptilina tiene propiedades bastante interesantes y conserva un buen papel en la terapéutica, si no como tratamiento de primera elección de la depresión sí en otros procesos más o menos relacionados).
Hay casos especiales, como los inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAOs, que hoy se usan muy poco), el bupropión o la trazodona – que actúan por otros mecanismos.
NOTA: Tampoco es raro clasificarlos por “generaciones”:
- Antidepresivos de primera generación: la mayor parte de ellos son los tricíclicos, como la imipramina, desipramina, amitriptilina o nortriptilina. También los IMAOs, que son los más antiguos.
- Antidepresivos de segunda generación: un grupo muy heterogéneo en el que se incluyen entre otros la maprotilina, la mianserina y la viloxacina.
- Antidepresivos de tercera generación: este grupo incluye sobre todo a los inhibidores de la recaptación de la serotonina IRSS (trazodona, fluoxetina –Prozac, a la que se llamó “la píldora de la felicidad” y que ahora cumple 30 años-, sertralina, paroxetina, citalopram…), y a otros más recientes como la venlafaxina, la duloxetina, la mirtazapina…
Evidentemente no son todos iguales, y cada uno tiene sus ventajas y sus inconvenientes. También es cierto que en general los más antiguos tienen más inconvenientes qué ventajas. A continuación pondré una comparativa de sus efectos secundarios más comunes (hay otros, por ejemplo sobre el corazón), pero tampoco son iguales sus perfiles en muchos otros aspectos.
Anacardos: el mejor tratamiento para la depresión sin medicamentos.
Los anacardos son considerados uno de los alimentos más saludables del mundo. Desafortunadamente, solo un pequeño porcentaje de la base de datos de medicina natural está dedicado a esta increíble tuerca. Para crecer, los anacardos necesitan un clima cálido y húmedo, por lo que algunos países, como Tanzania, Nigeria, Brasil y Mozambique, son los mayores productores de anacardos en el mundo.
Beneficios de los anacardos para la salud
1) Estas nueces tienen una abundancia de calorías. Cerca de 50 gramos de estas nueces contienen 275 calorías. Además de eso, son ricos en vitaminas, minerales, fibra dietética soluble y muchos compuestos que previenen enfermedades.
2) Los anacardos están llenos de ácidos grasos monoinsaturados, como los ácidos palmitoleico y oleico, que son buenos para la salud del corazón. Pertenecen al grupo de ácidos grasos esenciales que pueden disminuir el nivel de colesterol malo (LDL) y también aumentar el nivel de colesterol bueno (HDL) en la sangre.
Los estudios científicos han demostrado que la dieta mediterránea bien conocida, que se basa principalmente en ácidos grasos monoinsaturados, puede ayudar al cuerpo a protegerse contra la enfermedad de las arterias coronarias y los accidentes cerebrovasculares al apoyar el perfil de lípidos en la sangre.
